Leyendo nuestro futuro en la sala de menesteres
- Katherine Black
- 13 dic 2016
- 23 Min. de lectura
Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas...
Hola mis queridos lectores, les traigo esta historia que encontré en una página Potterica, es de Cassiopeia Black, pero me gustó y se las traje el día de hoy, aclaro que los guiones son para separar mis comentarios de todo lo que escribió la autora, y los asteriscos los comentarios de la autora de la historia.
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La Orden del Fénix es citada en la sala de Menesteres para una misión desconocida. Al llegar, tendrán que leer siete libros, que revelarán el futuro. ¿Qué descubrirán?
Lo que leerán a continuación cuenta cómo Lily, James, Sirius, Remus, el profesor Dumbledore y el resto de la Orden del Fénix lee Harry Potter, pero con un pequeño cambio: Harry tendrá una hermana gemela.
En el caso de que lo leas, espero que lo disfrutes.
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La Nota
Era una mañana hermosa en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Cuatro jóvenes estaban caminando en dirección al despacho del director, y dos de ellos estaban fascinados recordando viejos tiempos.
— ¡Apresúrense!—gruñó una pelirroja embarazada que miraba ceñuda a los dos jóvenes, entre los cuales estaba su esposo— ya vamos tarde, ¿es que no pueden comportarse con madurez, solo por una vez en sus vidas?
— Nop —contestaron dos jóvenes sonrientes, uno era delgado, de un pelo negro azabache y con unos lentes redondos, llamado James Potter, mientras que el otro tenía una complexión musculosa y unos intensos ojos grises, cuyo nombre era Sirius Black.
—Lily tiene razón chicos—murmuró otro chico de ojos dorados, llamado Remus Lupin— ya vamos tarde, después podemos recordar sus momentos de gloria.
—Está bien—respondió James— ya escuchaste Canuto, apresurémonos.
—Ni modo Cornamenta—murmuró Sirius, encogiéndose de hombros—no podemos manchar la limpia reputación de los dos mejores Prefectos Perfectos que ha tenido Hogwarts—sonrió y guiñó un ojo a su amigo—no sea que los hagamos enfadar antes de tiempo. Los otros dos, Lily y Remus, pusieron un gesto de impaciencia, pero siguieron caminando. Minutos después, llegaron al despacho de Albus Dumbledore, director de Hogwarts, dijeron la contraseña frente a la gárgola de la entrada y tocaron la puerta del despacho. — ¿Profesor?—dijo Lily— ¿Podemos pasar?
—Adelante—contestó el anciano profesor—muy buenos días muchachos, se preguntaran para qué los he mandado a llamar y en su momento lo sabrán, pero antes, necesito que por favor me sigan.
Los cuatro jóvenes hicieron gesto de desconcierto, pero siguieron a el profesor, que salió del despacho y se dirigió al séptimo piso, una vez allí, se detuvo hasta llegar a el tapiz de Barnabás el Chiflado y, para sorpresa de todos, a excepción del director, se abrió una puerta. —Adelante muchachos—indicó Dumbledore dedicándoles una sonrisa a su ex alumnos.
Al entrar, los jóvenes se sorprendieron, casi toda la Orden se encontraba allí, menos su otro amigo, Peter Pettigrew. Se sentaron en el lugar donde les indico el profesor y comenzaron a saludar a los presentes, quienes les devolvieron animadamente el saludo.
Una vez terminadas las conversaciones, el profesor Dumbledore se aclaró la garganta, haciendo que todos voltearan a verlo.
—Estamos reunidos aquí, porque ayer en la noche, encontré una extraña nota, que, a mi parecer, es muy importante. Lo que dice me ha dado mucho que pensar, así que, aquí lo tienen:
"Estimado profesor Dumbledore:
El motivo de esta nota, es para solicitarle que mañana, a primera hora, reúna a toda la Orden del Fénix en Hogwarts, a todos los que le sea posible, menos a Peter Pettigrew. Una vez que vayan llegando, condúzcalos a la Sala de los Menesteres, la cual se encuentra en el séptimo piso, frente al tapiz de Barnabás el Chiflado ,una vez todos ahí, aparecerá uno de siete libros, los cuales tendrán que leer. Estos libros que irán apareciendo, son muy importantes, ya que contienen hechos completamente verdaderos de lo que será del mundo de los magos en un futuro. La única condición que se les impone, es NO juzgar antes de tiempo, poner atención a lo que se les será revelado durante la lectura y obedecer a todo lo que se les pida. No podrán salir de la sala hasta que terminen los libros. Cuando necesiten descansar, la sala les proporcionará habitaciones y todo lo que necesiten, a excepción de comida, por lo que necesitarán a un Elfo doméstico, pero este puede ser llamado cuando lo necesiten.
Disfruten la lectura"
Todos en la sala se encontraban estupefactos. Hasta que alguien rompió el silencio.
—Albus… ¿Estás seguro de que no es una trampa?—gruñó Alastor Moody.
—Me temo que no, Alastor—aseguró el profesor con un semblante tranquilo.
—Y ¿Por qué Colagusano no puede acompañarnos?—preguntó James—Él es nuestro amigo.
—Así es—lo apoyó Sirius—El debería estar aquí. Tiene tanto derecho como nosotros…
—Creo que no debemos cuestionar lo que dice la nota—murmuró tranquilamente el profesor Dumbledore—. Será mejor obedecer, como nos han pedido que hagamos.
Justo en ese momento, apareció un libro en la mesa en la que todos se encontraban, fue tomado por la profesora Minerva McGonagall, quien al ver el título, se quedó sin habla.
— ¿Qué sucede Minerva?—preguntó Dumbledore.
La profesora McGonagall tragó saliva y murmuró—El título del libro es "Harry y Lily Potter y la Piedra Filosofal".
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Bueno esto es todo, cada semana actualizaré las historias, dos veces por semana, por cierto esta semana (repito mucho semana) es de exámenes finales , mañana me darán la lista de exámenes, así que les avisaré bien que días faltaré y hasta cuando ya estaré 100% activa porque necesito estudiar super duro, la buena noticia es que sólo son tres exámenes así que no será mucho tiempo y regreso a clases en un mes a. Hoy hay maratón de Oneshots y por ello en unos momentos publicaré tres capítulos de mi otra historia. Saludos mágicos. Katherine Black
Travesura realizada.
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(13/12/2016)
Los niños Que vivieron
Después de que la profesora McGonagall leyó el título del libro, toda la sala se sumergió en un silencio propio de un velorio, hasta que Lily se animó a romperlo.
— ¿Se...se refiere a mí?—preguntó—Ese es el nombre que tenemos planeado para nuestro hijo—dijo señalando a su estupefacto esposo y a ella misma—pero ¿Por qué el libro se titula así?
—No creo que debamos preocuparnos pelirroja—dijo Sirius, intentando alivianar el ambiente—No tiene por qué ser nada malo, y respecto a que si se refiere a ti, pues no conozco ninguna otra Lily Potter…
Yo digo que comencemos la lectura—dijo una muchacha de pelo castaño llamada Marlene McKinnon— Así nos enteraremos de qué trata esto.
—La señorita MacKinnon tiene razón—murmuró tranquilamente el profesor Dumbledore— Señor Prewett ¿desea comenzar la lectura?—añadió mirando a un joven que estaba sentado a su derecha—creo que podemos turnarnos para leer—y sin más, le entregó el libro a un sonriente joven llamado Gideon Prewett, el cual estaba sentado junto a su hermano gemelo, Fabián y los dos iban acompañados de su hermana Molly y su esposo, Arthur Weasley que , aunque ninguno de los dos formaban parte activa de la Orden, eran de plena confianza de Dumbledore.
En la sala volvió a hacerse silencio y el joven comenzó la lectura.
—El primer capítulo se llama "Los niños que vivieron"—dijo Gideon, haciendo un gesto dramático con las manos, que arrancó una sonrisa en la mayoría de los presentes.
— ¿Qué tipo de título es ese?—preguntó Sirius— ¿A qué se supone que sobrevivieron?
—Creo que si te callaras todos nos enteraríamos—dijo Alice Longbottom, que miraba al joven divertida.
—Alice tiene razón—dijo una impaciente Lily, que deseaba saber de qué se trataba esto—Cállate Sirius.
Sirius, haciendo una mueca a las dos chicas, le hizo un gesto con la cabeza a Gideon, para indicar que continuara.
Comenzaron con una frase que sonó parecida a "El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive" Para que luego mencionar que el señor Dursley trabajaba de fabricar taladros.
— ¿Ellos no son tu hermana y su esposo?—preguntó James a su esposa— Y ¿Qué demonios es un taladro?
—Un taladro es algo con que los muggles construyen cosas—respondió emocionado Arthur Weasley.
Pero todos miraban a Lily que respondió de forma afirmativa a la pregunta de su esposo.
—Sí, así es, el esposo de mi hermana Petunia se apellida Dursley, pero no tengo ni la menor idea de a qué se dedica—dijo la embarazada pelirroja.
Gideon siguió leyendo, hasta continuar con la descripción de los parientes de Lily y con el nombre del hijo de ambos.
—Creo que tu hermana no tiene muy buenos gustos—murmuró Sirius sonriendo al escuchar lo que el pelirrojo decía — mira que es cierto eso de que los opuestos se atraen…
— ¿Y qué clase de nombre es Dudley?—preguntó James, iba a decir algo más, pero calló ante la mirada que le dedicó su esposa.
Lily hizo una mueca y pidió que continuaran con la lectura. Aunque su mueca no mejoró cuando leyeron la siguiente frase, que decía que su hermana y el esposo de esta eran muy felices con lo que tenían…
…Pero tenían un secreto, y su mayor temor era que lo descubriesen: no habrían soportado que se supiera lo de los Potter.
— ¿Qué tienen de malo los Potter?—gruñó James.
—No tienen nada de malo, son geniales chicos—murmuró Rubeus Hagrid, el guardabosque de Hogwarts.
El matrimonio Potter le dedicó una mirada de agradecimiento y Lily murmuró:
—Muchas gracias, Hagrid—le sonrió levemente, tratando de que la opinión que su hermana tenía sobre su mundo no le afectara. Un segundo después, quedó confirmado, por medio del libro, que ella era la hermana de la, ya mencionada, señora Dursley.
…Pero la señora Dursley fingía que no tenía hermana…
Lily hizo una ligera mueca ante eso. Ella sabía que Petunia la detestaba, pero jamás pensó que fuera para tanto…porque su hermana y su marido...
Gideon continuó leyendo, pero ante las interrupciones recibidas antes, prefirió detenerse antes y enseñarle a James el libro.
—Creo que esto mejor lo lees tú sólo —comentó el gemelo, extendiendo el libro a James, el cual leyó en silencio ante las miradas poco consideradas de su público que también querían saber que decía.
La cara de James se fue tornando más y más roja hasta que exclamó.
— ¿Inútil? ¡Yo no soy ningún inútil! Esta vieja loca no sabe lo que dice, primero niega a su hermana y luego nos llama inútiles, en serio Lily, solo porque es tu familia sino los convertía en sapos.
Sirius sonrió con aprobación ante la idea de James, pero Lily lo observó algo sorprendida.
— ¿Qué ocurre, James? —Inquirió la pelirroja— ¿Insinuaron que eras un… un inútil?
—Y que somos lo más opuesto a ellos que alguien se podría imaginar…—recitó James despectivamente. ¡Sí, claro! Un inútil… ¿A caso eran ellos los que día tras día intentaban luchar contra las fuerzas de Voldemort? ¡No! ¿Verdad? Entonces deberían de cerrar sus enormes bocotas…
—Es una suerte que sean lo opuesto a ellos—terció Frank Longbottom, interrumpiendo las ensoñaciones de James—ustedes son unas excelentes personas.
—No te preocupes Pelirroja—dijo Sirius—No necesitas una hermana así y menos si encima viene con el paquete de un esposo que está, al parecer, tan mal de la cabeza como ella…
—Nos tienes a nosotros—dijo Remus, sonriéndole amablemente—. Sabes que te queremos como si fueras una hermana…
—Algo mandona, por cierto…—añadió Sirius en voz baja.
—Y a mí también Lily, te quiero como la hermana que nunca tuve—dijo Alice—.No dejes que los pensamientos de tu hermana te afecten.
—Tienen razón, ustedes son unas personas excelentes, —dijo, para sorpresa de James, la Profesora McGonagall
Lily se ruborizó e hizo un gesto de agradecimiento, mientras que James sonreía abiertamente hacia las muestras de afecto de la Orden.
Siguieron escuchando como se explicaban los sentimientos y pensamientos de los Dursley, que consistían en imaginarse con terror qué pasaría si James y Lily se aparecieran caminando cerca de su casa…
—Lo cual nos da un buen motivo para ir a darles una visita de cortesía…—rió James, imaginándose la cara que su cuñada y el esposo de esta pondrían al verlos llegar de sorpresa.
… Sabían que los Potter también tenían un hijo pequeño.
El matrimonio sonrió al escuchar eso. ¡Ese tenía que ser Harry!
Sin embargo, la sonrisa de los jóvenes se desvaneció en el momento en el que escucharon que aquél niño, (Harry), era otra razón para no querer cerca a los Potter. El libro se había referido al bebé como "un niño como aquél…"
— ¿Qué quiere decir con "Un niño como aquel"?—dijo molesta Lily—Mi Harry no tiene nada malo.
Un murmullo de asentimiento, que demostraba que todos estaban de acuerdo con eso llenó la sala.
Además de Lily, los más molestos parecían ser James, Sirius y Remus, que, después de que despotricaron durante cinco minutos de por qué los Dursley no tenían ni idea de lo que era bueno, dejaron que la lectura siguiera.
Nuestra historia comienza cuando el señor y la señora Dursley se despertaron un martes, con un cielo cubierto de nubes grises que amenazaban tormenta.
— ¡Qué gran inicio! ¡Fenomenal! —exclamó Sirius sarcásticamente.
— ¿Te molestaría dejar que escuchemos la lectura, Sirius? ¡Ni siquiera hemos comenzado del todo, y no paras de interrumpir!
— No te enfades, Lily —se excusó Sirius, sonriendo divertido— Está bien, está bien… Haré silencio.
La historia comenzó realmente, en el momento en el que el libro anunció que, aunque aparentemente el momento estaba tranquilo, después habría "sucesos misteriosos".
—Esto se escucha mejor…—comentó James, haciendo eco de los pensamientos que volaban en la mente de Sirius en aquél momento— Al menos sabemos que algo importante va a pasar…
A las ocho y media, el señor Dursley cogió su maletín, se metió en su coche y se alejó del número 4. Al llegar a la esquina percibió el primer indicio de que sucedía algo raro: un gato estaba mirando un plano de la ciudad.
Oyeron como Dursley salía para ir a su trabajo, y que, en el camino, se encontraba con un gato que, en el momento en el que notó que estaba siendo observado, devolvió la mirada.
Una ligera oleada de desconcierto se apoderó de los presentes, ¿un gato observando un plano? Bueno, quizá fuera una simple coincidencia…
— ¿El gato le devolvió la mirada?—preguntó Moody, que se había mantenido en silencio hasta entonces.
—Creo podría ser un animago o algún gato bastante inteligente—dijo tranquilamente Marlene.
— O simplemente el tipo se volvió loco…—opinó Sirius encogiéndose de hombros.
Las cosas extrañas de las que había hablado el libro, se refería a que, mientras Dursley iba al trabajo, se encontró con muchas personas vestidas con capas, y comenzó a preguntarse si eso sería una nueva moda.
Varios alzaron las cejas, curiosos ente eso. ¿Individuos con capa? ¿Sería posible que…? No, los magos tendían a ser muy prudentes en lo que a la seguridad con muggles se refiere.
—Eso sí que sería gracioso…—rió Fabián meneando la cabeza.
— ¿A qué te refieres? —preguntó Alice sin comprender.
—Bueno, a que sería muy divertido que los muggles comenzaran a vestirse como nosotros, ya sabes cómo dijo ese Dursley… "una nueva moda…"
— A mí me parecería muy extraño —opinó Marlene— Tengo entendido que nuestra ropa no es muy del agrado muggle que digamos…
— Tienes razón, no lo es —confirmó Lily, recordando las múltiples críticas de su hermana— Pero quizá en el tiempo del libro los muggles hayan cambiado de opinión… aunque no lo creo muy probable, la verdad.
Después escucharon que los mencionados individuos, no eran jóvenes. Al contrario, eran hombres mayores.
— Esto es muy extraño —dijo Moody frunciendo el entrecejo — ¿Qué ya nadie toma en cuenta la seguridad con el estatuto del secreto en esos tiempos? ¡Reprobable!
Más tarde, lo único digno de mención que ocurrió, fue que Dursley llegó a su trabajo.
— No te ofendas, Lily, pero tu pariente lejano es bastante aburrido —comentó Sirius perezosamente.
Lily no pudo negarlo, ya que el marido de su hermana nunca le había parecido nada entretenido. De hecho, ni siquiera había estado contenta con la idea de que Petunia se casara con él, ya que no era específicamente de su agrado… Pero no había de otra. Tenía que respetar la decisión de su hermana.
— ¡Oye Gideon! —exclamó Sirius, algo exasperado de escuchar lo normal y aburrida que era la mañana del muggle— ¿Crees que podrías resumirnos un poco la encantadora vida de Dursley?
El aludido asintió con la cabeza, y leyó rápidamente lo que seguía a continuación.
— Bueno, dice que el tipo estuvo de un muy buen humor—informó el pelirrojo— eeh… También dice que habían muchas lechuzas volando en plena calle y que la gente estaba muy sorprendida… Y luego dice que había llegado la hora de la comida, así que se dirigió hacia una panadería que estaba frente a su trabajo… Ah, y allí habían muchas personas vestidas como nosotros hablando emocionados…
—Los Potter, eso es, eso es lo que he oído...
—Sí, su hijo, Harry...
— ¿Qué pasa con los Potter?—preguntó Remus casi al mismo tiempo que Lily, solo que ella había formulado la pregunta "¿Qué pasa con Harry?"
— La pregunta es ¿Qué demonios hacen magos y lechuzas a plena luz del día? —gruño Moody.
— Creo que debemos seguir leyendo—dijo el profesor Dumbledore— Así nos enteraremos más rápido. Es mejor no hacer conjeturas antes de tiempo.
Escucharon como Dursley se quedaba petrificado y como corría hasta su oficina.
— Creo que todavía recuerda aquella vez que nos conocimos… —comentó James recordando la ocasión— Bueno, he de admitir que quizá fue un poco traumarte para él, pero también debería de reconocer que es muy exagerado…
Finalmente, oyeron como Dursley estaba a punto del colapso tratando de buscar maneras de negar que las personas raras estaban hablando de James y Lily, hasta que finalmente se fue a su casa, pero antes de conseguirlo, se tropezó con un anciano, que en lugar de estar o parecer enfadado, exclamó unas simples oraciones que dejaron pasmados a todos en la sala.
—¡No se disculpe, mi querido señor, porque hoy nada puede molestarme! ¡Hay que alegrarse, porque Quien—usted—sabe finalmente se ha ido! ¡Hasta los muggles como usted deberían celebrar este feliz día!
Toda la sala se quedó en silencio durante unos segundos, hasta que terminaron de digerir la información que habían leído, poco a poco el ambiente se fue alivianando, hasta que casi todos los presentes soltaron un grito de alegría, Voldemort ya había sido vencido, todo estaría bien…
— ¡Es increíble! —exclamaban Gideon y Fabián contentos.
—En definitiva, ahora sabemos que no importa lo que cueste, ¡Vamos a vencer! —saltó Frank contento.
—Ya no estarán en peligro…—dijo Molly, pensando en su familia.
Pero pese a todo eso, una pelirroja embarazada no se sentía tranquila en aquél momento…
Oyeron como Dursley se quedaba más estupefacto que antes, y como decidía que sería mejor volver rápido a su hogar, pero antes de llegar, se encontró con el mismo gato de la mañana.
…El gato no se movió. Sólo le dirigió una mirada severa.
—Ese gato me recuerda a usted Minnie—dijo un sonriente Sirius— Estoy casi seguro de que es usted.
— ¿Qué le hace suponer eso, Black? —preguntó la profesora McGonagall dedicándole una mirada severa, muy parecida la del gato.
Toda la sala rió ante el gesto y continuaron la lectura.
Oyeron como la hermana de Lily, Petunia, había tenido un día normal.
— Conociendo lo que Petunia considera "normal", creo que podemos deducir que fue un día de lo más aburrido…— comentó Lily en voz baja.
Después oyeron como los Dursley iban a ver el noticiero muggle.
Varios quedaron estupefactos ante lo que los reporteros decían, mayormente por el hecho de que, aunque estaban seguros de que había mucha felicidad en ese tiempo, les parecía demasiado arriesgado e inoportuno llamar tanto la atención.
Finalmente, todos fueron testigos de cómo a Dursley no le quedaba otro remedio que preguntarle a Petunia por Lily.
— Apostaría lo que sea que no sabe nada de mí y a que no quiere saberlo —aseguró Lily, intentando mostrarse indiferente, ante las consideradas miradas de los demás.
Como había dicho Lily, a Petunia no le hizo gracia, y negó que supiera algo. Su esposo le comentó los sucesos raros del día, y además, que pensaba que quizá lo raro del día había sido algo relacionado con "los suyos…"
— Sería más amable de su parte que se refiriera a nosotros como "magos" —señaló Molly, algo contrariada.
Y luego continuaron leyendo, y escucharon como los personajes del libro comenzaban a hablar sobre Harry. Y también unos se indignaron un poco al escuchar que Petunia calificaba el nombre como "vulgar y horrible".
— ¡Harry no es un nombre horrible!—dijo Remus.
— ¿Acaso creen que "Dudley" es un nombre lindo? —inquirió James con una mueca de incredulidad.
— Creo pelirroja, que tu hermana tiene un mal concepto de las cosas bonitas —dijo Sirius, que había comenzado a enfadarse con ese par de muggles.
Sin embargo, Lily no dijo nada, ya que en el fondo ella estaba de acuerdo con Sirius.
Al final, lo último que escucharon sobre los Dursley era que se iban a dormir, para luego comenzar a narrar que el gato aún seguía afuera, y que de pronto, apareció un hombre en la esquina de la calle.
Todos se mostraron atentos ante la reciente aparición de un nuevo mago, porque estaban seguros de que eso era.
Era alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que podría sujetarlos con el cinturón.
Aquella descripción les resulto a los presentes sin duda muy familiar…
La mirada de los presentes se posó deliberadamente en el profesor Dumbledore.
Nadie tenía ninguna duda de que era él quien estaba allí.
… aquel hombre era Albus Dumbledore. — Vaya profesor —dijo Edgar sonriendo— Ya hizo su aparición en el libro. Dumbledore le dedico una sonrisa y le indicó a Gideon que continuara con la lectura, francamente curioso de la razón que lo había llevado a encaminarse en un barrio muggle. Lo que escucharon a continuación fue mucho más revelador que todo lo que oyeron cuando estaban con los Dursley. Oyeron como el profesor notaba al gato, y le enviaba una mirada divertida. También notaron como tomaba algo parecido a un encendedor de plata, para luego accionarlo, y hacer que una de las luces del lugar se apagara, así sucesivamente, hasta quedar completamente a oscuras.
— Es un objeto inventado por mí —explicó Dumbledore alegremente, ante las extrañadas miradas de los presentes— Tiene la capacidad de absorber y dejar salir la luz de un lugar.
— ¡Alucinante! —exclamaron Gideon y Fabian entusiasmados.
— Muy útil —aprobó Moody— Podría ser de mucha utilidad para varias misiones.
Un momento después, oyeron una de las primeras frases del profesor. Y muchos sonrieron ante ella.
—Me alegro de verla aquí, profesora McGonagall.
—¡Ja!—dijo Sirius contento—Le dije que era usted Minnie—y le dedicó una sonrisa muy grande a la profesora.
—Se lo advierto, no vuelva a llamarme así, Black—le reprendió la profesora McGonagall enojada.
Pero el resto de personas sonreía ante la aparición de la profesora.
—No se preocupe profesora—dijo Lily— Solo esta celoso porque usted ya apareció en el libro y él ni siquiera ha sido mencionado de lejos.
Ese comentario arrancó la risa de casi todos los presentes, a excepción de Sirius, que hizo una mueca, fingiendo estar ofendido. Comenzaron a escuchar una conversación entre el profesor Dumbledore, y la profesora McGonagall. Aquella conversación resultó mucho más entretenida, divertida e interesante que todo lo que habían escuchado sobre la vida de Vernon Dursley. Hablaron de lo irresponsables que eran los magos por hacer tanto escándalo, ya que no estaban teniendo la precaución necesaria. ¡Y ni hablar de las fiestas!
— Espero que nos hayan invitado a esas fiestas…
— ¡Oh, Sirius! ¡Tú no cambias nunca! —negó Lily divertida, meneando la cabeza.
A pesar de que la conversación que siguieron leyendo parecía muy entretenida, también era aparentemente normal. Eso, hasta que la profesora McGonagall expresó la razón por la que había estado todo el día en Privet Drive.
Lo que están diciendo —insistió— es que la pasada noche Voldemort apareció en el valle de Godric. Iba a buscar a los Potter. El rumor es que Lily y James Potter están... están... bueno, que están muertos."
— ¡NOO!—gritaron muchos en la sala, principalmente Sirius y Remus.
—No puede ser posible—dijo Sirius que luchaba contra las lágrimas— ¡Esto tiene que estar mal!
—James… Lily…—decía Remus negando con la cabeza, consternado. No, eso no podía ser— No…
James y Lily parecían demasiado consternados para decir algo.
Muertos. Ellos dos estaban muertos…era simplemente difícil de creer, algo imposible. James, inconscientemente abrazó a Lily muy cerca de él.
—No es verdad, ¡No, no, no! —exclamaba Sirius, completamente fuera de sí— Leíste mal, Gideon, ¡Estoy seguro! ¡Préstamelo! No voy a creer ni una sola palabra hasta que lo lea, ¡Dame el maldito libro!
Una vez que Sirius leyó aquellas palabras, sintió como el mundo se le venía encima.
—Estamos muertos—susurró James, sintiendo un enorme vacío por dentro. Se negaba a creerlo… Sentía como la rabia hervía en su interior. Voldemort lo había conseguido… Y él, él no había sido lo suficientemente capaz para defender a su familia… No. Eso no ocurriría. No importaba lo que tuviera que hacer, el impediría que su familia muriera.
La confirmación del profesor Dumbledore en el libro fue... horrible. Nadie podía creerlo.
—Eso no es todo. Dicen que quiso matar al hijo de los Potter, a Harry. Pero no pudo. No pudo matar a ese niño. Nadie sabe por qué, ni cómo, pero dicen que como no pudo matarlo, el poder de Voldemort se rompió... y que ésa es la razón por la que se ha ido.
Nadie pudo decir nada. ¿Por qué querría Voldemort matar a un niño? Todos se preguntaban eso, todos a excepción de Lily, que había alzado inconscientemente sus brazos hacia su vientre.
Todos estaban divididos entre la sorpresa, la estupefacción y el dolor.
—Harry sobrevivió—susurró Lily—él está vivo…
Todo había valido la pena, entonces. Si su pequeño bebé estaba vivo, no le importaba en lo más mínimo lo que había ocurrido con ella.
En el momento en el que la profesora McGonagall del libro hacía la pregunta que todos tenían en la cabeza, (¿cómo había sobrevivido Harry?...) nadie pudo concentrarse en otra cosa.
—Sólo podemos hacer conjeturas —dijo Dumbledore—. Tal vez nunca lo sepamos. Pero hay algo más que me inquieta, algo que no puedo comprender. Algo sobre lo que solo puedo hacer conjeturas.
— ¿Hay más aún? —preguntó Molly horrorizada.
—Y ¿qué es eso? Albus—preguntó McGonagall
—No fue únicamente a Harry a quien encontraron en la casa de los Potter—dijo Dumbledore.
— ¿Qué?—Preguntaron Lily y James, los cuales se preocuparon de pensar quien más había perecido en su casa…
¿Sería Sirius? O ¿Remus? ¿Peter, acaso? ¿Quién podría ser la otra persona?
— ¿Qué?—preguntó la profesora completamente estupefacta—¿Q...quién más murió Albus?
—No murió, pero no tengo ni la menor idea de quién pueda ser…
— ¿Hubo alguien más que no murió? —repitió Frank, estupefacto— ¿Pero quién? ¿Quién más podría haber sido? Ya sabemos que no pudo haber sido Sirius, ni Remus y tampoco Peter…
— ¿Y cómo sabemos eso? —inquirió James ásperamente.
— "No murió, pero no tengo ni la menor idea de quién pueda ser…" —citó Remus, respondiendo a la pregunta por Frank.
Escucharon como el profesor Dumbledore decía que Hagrid estaba ligeramente retrasado…
El aludido apenas se inmutó al escuchar su nombre, ya que seguía sollozando por la recién descubierta muerte de Lily y James.
Y luego, oyeron a la profesora McGonagall preguntar por qué estaban en aquél barrio muggle. A lo que el profesor respondió que dejaría a Harry allí.
— ¡No puede dejar a Harry allí!—dijo Lily poniendo una mueca de horror en la cara—Nunca lo tratarán como a otro hijo, Petunia me desprecia. Ya ha visto que se horroriza a mi simple mención, sin siquiera escuchar mi nombre…
— Si —apoyó James— puede dejarlo en cualquier otro sitio. ¡Donde sea!
— ¿Por qué no puede vivir conmigo?—dijo Sirius— ¡Yo soy su padrino! Yo lo cuidaría más que a mi vida, de eso puede estar seguro… ¡Oh, por todos los cielos! ¡No puede estar considerando de verdad dejarlo con esos muggles!
— Creo que si leemos comprenderemos mejor el actuar de mi futuro yo—dijo Dumbledore, que tampoco se comprendía… aún—. Señor Prewett…
—¿Quiere decir...? ¡No puede referirse a la gente que vive aquí! —gritó la profesora—. Dumbledore... no puede. Los he estado observando todo el día. No podría encontrar a gente más distinta de nosotros. Y ese hijo que tienen... Lo vi dando patadas a su madre mientras subían por la escalera, pidiendo caramelos a gritos. ¡Harry Potter no puede vivir ahí!
— ¡Estoy completamente de acuerdo con la profesora! —exclamó Lily, desesperada— En el remoto caso de que no traten mal a Harry, cosa que realmente dudo mucho, ¡Van a convertir a mi bebé en algo…como ellos! Petunia lo haría a imagen y semejanza de su esposo y yo… yo no puedo, no quiero que eso suceda…
—Es el mejor lugar para él —dijo Dumbledore con firmeza—. Sus tíos podrán explicárselo todo cuando sea mayor. Les escribí una carta.
— ¿Una carta? —repitió Sirius, tan escandalizado como Lily — ¡Oh, vamos, señor! ¿Una carta? ¡¿De verdad cree que esos muggles aceptarán, cuidarán y querrán a Harry… Por una carta?! ¡Su padrino soy yo! El que debe de hacerse cargo soy yo… ¡No ellos!
Sin embargo, el profesor Dumbledore del libro no cedió. Siguieron escuchando, hasta que oyeron como llegaba Hagrid en una moto. Cuando el profesor Dumbledore preguntó por ella, él guardabosques simplemente contestó:
—Me la han prestado; profesor Dumbledore. El joven Sirius Black me la dejó. Los he traído, señor.
— ¡Es mi moto!—dijo Sirius sonriendo a medias, tratando de alivianar el ambiente tenso, lo cual logró, ya que todos sonrieron un poco.
—Y por lo menos, sabemos que no estás muerto, amigo—murmuró James con alivio, dándole unas palmadas en la espalda
— ¿No ha habido problemas por allí?
—No, señor. La casa estaba casi destruida, pero los saqué antes de que los muggles comenzaran a aparecer. Se quedaron dormidos mientras volábamos sobre Bristol.
La información de que su casa estaba prácticamente destruida, hizo que al matrimonio Potter se le formara un nudo en la garganta. Ambos se imaginaban lo que había pasado, pero estaban tan horrorizados que no querían ni siquiera pensar en lo que el futuro les deparaba.
Oyeron como los dos profesores del libro se inclinaban en las mantas que Hagrid llevaba en brazos.
Entre ellas se veía a un niño y a una niña pequeños, profundamente dormidos.
Eso desconcertó a todos. ¿Un niño… y una niña? Había algo extrañó allí.
Bajo una mata de pelo negro azabache y pelirrojo, sobre la frente, pudieron ver un par de cicatrices con una forma curiosa, como un relámpago, en cada una de las frentes.
Lily sintió como un profundo odio se arremolinaba dentro de ella. Ella nunca había odiado a nadie, por más que sí había detestado a muchas personas, pero el saber que alguien había intentado acabar con una vida inocente y que le había hecho daño… era insoportable.
— ¿Quién es esa niña Dumbledore?—preguntó McGonagall, que observaba a la pequeña acurrucarse con el niño.
—Me temo que no lo sé Minerva—dijo el profesor—pero he estado haciendo conjeturas desde que supe que también se encontró a esta niña entre los escombros…creo Minerva, que nos encontramos ante la hermana de Harry Potter.
— ¿La hermana de Harry? ¿Qué quiere decir eso?—susurró James, rompiendo un profundo silencio que se había apoderado de la habitación— ¿Tuvimos una hija?
— ¿Pero, si así fue, por qué se extraña profesor?—preguntó Lily, a quien esto no le quedaba claro.
—Me temo que no puedo contestar sus preguntas—dijo el profesor Dumbledore, que estaba imaginando todas las posibilidades respecto a esto— Creo que debemos seguir leyendo para conseguir suficiente información, y basarnos en algo para hacer suposiciones.
— ¿Qué?—preguntó la profesora— ¿La hermana de…? ¡Pero eso es imposible! Los Potter solo tuvieron un hijo… ¿Qué le hace pensar...?
Aquello solo hizo que los lectores se extrañaran aún más. ¿Qué estaba sucediendo?
—Creo Minerva, que si observas a la pequeña puedes disipar tu duda…
Con cuidado de no hacer daño a la niña el profesor se aproximó a ella y la desenvolvió de las mantas, dejando ver a una pequeña increíblemente parecida al otro niño, que continuaba en brazos de Hagrid, después con sumo cuidado le abrió los ojos tranquilamente, dejando entrever un color café como los de James. La profesora McGonagall se llevó las manos al rostro, completamente perpleja.
Y no era la única. En la sala nadie podía pronunciar una sola palabra. Todo resultaba tan… irreal.
—Pero ¿cómo es posible?—preguntó.
—Creo Minerva, que nunca lo sabremos a ciencia cierta, pero la versión oficial que se ha dado a conocer es que Lily Potter estaba embarazada de dos niños y que por una razón que nadie conoce, solo hicieron público a Harry .Una historia realmente absurda, si me permite opinar, pero creo que esto es lo que todo el mundo se conformará con eso. Pero antes, creo que tendremos que elegir un nombre para la pequeña, no creo que nadie le haya puesto alguno.
Lily sintió como sus ojos se humedecían. No solo había dejado a Harry, también a esa niña… que ni siquiera estaba segura de conocer en algún futuro. Había dejado a dos bebés indefensos en el mundo, completamente solos.
La profesora McGonagall asintió con la cabeza y le dirigió una mirada a la niña.
—Mmm… Creo que debería llevar el nombre de su madre—opinó Dumbledore, que tenía a la niña en brazos. En un movimiento repentino, la pequeña se acurrucó en los brazos del profesor, haciendo que este recordara un etapa de su vida…algo que había sucedido cuando era joven y de pronto sintió que una emoción le embargaba —Y, si no tienen alguna sugerencia para el segundo nombre—añadió mirando a la profesora y a Hagrid — me gustaría que fuera Ariana.
— A mí me gusta mucho la idea —comentó James, sintiéndose muy extraño.
Como ninguno de los dos tuvo alguna objeción, quedó decidido, frente a ellos se encontraba Lily Ariana Potter…
—Suena muy bonito—susurró Lily, aún con lágrimas en los ojos— Harry James y Lily Ariana Potter.
Siguieron escuchando como la profesora McGonagall y el profesor Dumbledore se acercaban hacia donde estaba Harry. Y dejaban a la niña junto a él. Como ya todos habían escuchado, los niños tenían una particularidad en la frente.
— ¿Fue allí...? —susurró la profesora McGonagall.
Todos comprendieron a lo que se refería, y al mismo tiempo, se sintieron completamente repugnados. ¿Podría ser alguien tan desalmado como para intentar aniquilar a seres en extremo inocentes? Todos sabían que la respuesta era sí, pero de cualquier forma, costaba mucho creerlo.
—Sí —respondió Dumbledore—. Tendrán esa cicatriz para siempre.
Un segundo después, quizá demasiado rápido, oyeron como el profesor Dumbledore anunciaba que era hora de dejar a los niños. Tanto el Hagrid del libro, como el actual, rompieron a llorar escandalosamente.
—No te pongas mal, Hagrid—pidió Lily, a pesar de que ella también tenía los ojos húmedos— No llores…
—Sí, sí, es todo muy triste, pero domínate, Hagrid, o van a descubrirnos —susurró la profesora McGonagall, dando una palmada en un brazo de Hagrid, mientras Dumbledore pasaba sobre la verja del jardín e iba hasta la puerta que había enfrente.
Todos contuvieron un suspiro. Aún les costaba aceptar que Harry y ahora Lily, tuvieran que vivir allí.
Dejó suavemente a los niños en el umbral, sacó la carta de su capa, la escondió entre las mantas de los pequeños y luego volvió con los otros dos.
Ya estaba hecho. Todos los presentes sintieron como una extraña y desagradable sensación los recorría, especialmente Lily, que sentía que su corazón se hacía pedazos lentamente.
Los tres mencionados en el libro también parecían muy afectados, especialmente Hagrid, que había comenzado a llorar de nuevo, y la profesora McGonagall, que había vuelto a fruncir los labios, y tenía una mirada triste.
—Bueno —dijo finalmente Dumbledore—, ya está. No tenemos nada que hacer aquí. Será mejor que nos vayamos y nos unamos a las celebraciones.
—No puedo creer que la gente esté celebrando—gruñó Sirius, deseando darle una patada a cualquiera que estuviera en un festejo.
—Es comprensible que lo estén haciendo—repuso Lily, tratando de ser razonable— Si Voldemort se ha ido, dudo mucho que alguien no sienta alivio.
—Ajá —respondió Hagrid con voz ronca—. Voy a devolver la moto a Sirius. Buenas noches, profesora McGonagall, profesor Dumbledore.
James sintió un profundo agradecimiento hacia Hagrid en aquél momento, y también deseó poder saber más sobre sus amigos, ya que el tema de por qué los niños no podían irse a vivir con Sirius, o en otro caso, con Remus, le daba mucho en que pensar.
Lily abrazó fuertemente a su esposo ante la mención de los niños. Estaba haciendo un fuerte intento por no perder la cordura en aquél momento.
—Buena suerte, pequeños —murmuró. Dio media vuelta y, con un movimiento de su capa, desapareció.
Varios sintieron un estremecimiento imaginándose la escena.
Finalmente, oyeron lo que sucedió al día siguiente cuando la señora Dursley abrió la puerta de su casa por la mañana.
—Por favor, que Petunia los acoja… —suplicó Lily, asustada ante la posible reacción de su hermana, sintiendo un horrible temor dentro de ella. ¿Y si no los quería? ¿Y si los enviaba a un orfanato? Las posibilidades de que eso sucediera la aterraban. Inconscientemente, se aferró un poco más a James.
No podían saber tampoco que, en aquel mismo momento, las personas que se reunían en secreto por todo el país estaban levantando sus copas y diciendo, con voces quedas:
« ¡Por los Potter... Los niños que vivieron! ».
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